EL CONDE LUCANOR DE DON JUAN MANUEL
A lo largo del siglo XIII, el castellano servirá también de vehículo de la prosa de ficción. Son numerosas las colecciones de cuentos o exemplos, también de origen oriental, como el Calila e Dimna y el Sendebar. La fortuna de estos relatos se explica, en parte, debido a que estas obras no fueron consideradas en su tiempo simples colecciones de cuentos. En ellas destacaba su condición de recopilación del saber y de guía de conducta para toda clase de personas, especialmente para políticos.
La moral predicada por los cuentos orientales es esencialmente práctica, aconsejando el uso de la prudencia y de la astucia como valores más extendidos. Precisamente, el hecho de propugnar una ética fácilmente acomodable a otras culturas favoreció su gran difusión.
Dentro de esta tradición cuentística se inserta la obra de Don Juan Manuel titulada El conde Lucanor.
Sobrino de Alfonso X el Sabio, su vida y sus obras ilustran a la perfección los problemas y las contradicciones sociales que caracterizan la sociedad feudal del siglo XIV.
Como noble de su tiempo, participó muy activamente en las luchas internas del reino y en los conflictos entre los nobles y el poder real. Como creador literario, la mayor parte de sus escritos tiene una intención prioritaria: adoctrinar a los nobles de su tiempo, a quienes intenta ofrecer una explicación de los problemas que les aquejan y unos modelos de comportamiento adecuados a su estamento y útiles para mantener su posición social y económica. Al mismo tiempo, y como consecuencia de lo anterior, lo que hace Juan Manuel es defender en todo caso la organización tradicional de la sociedad feudal y justificar su propia actuación política.
Su producción literaria es amplia, aunque algunas de sus obras se han perdido. Entre las conservadas destacan el Libro del caballero y del escudero, El libro de los estados y el Libro del conde Lucanor.
El conde Lucanor o Libro de Patronio es la más conocida. Está dividida en cinco partes. La primera consta de cincuenta exemplos, que Juan Manuel toma de diversas fuentes (la tradición oriental, libros clásicos, crónicas, relatos orales difundidos a través de las predicaciones de la orden de los dominicos...), y que inserta dentro de un "marco" que repite en cada cuento: el conde Lucanor expone un problema práctico a su consejero Patronio, quien, para aconsejarle, le narra un cuento.
Las partes segunda, tercera y están formadas por un conjunto de proverbios que oscurecen progresivamente su significado. La quinta es un tratado doctrinal de tema religioso. La unidad de la obra viene dada por la constante intención didáctica y por los temas tratados, relativos siempre a los problemas que atañen a los nobles.
El sentido final del Conde Lucanor se hace comprensible teniendo en cuenta la situación histórica de Castilla en el siglo XIV; ante la crisis del sistema feudal, el escritor se dirige a los miembros de su estamento para que estén alerta frente a los engaños de la nueva realidad, se unan frente a quienes amenazan su posición social (la burguesía, el poder real...), cumplan con las obligaciones que impone ser noble y acrecienten sus riquezas, su honra y su fama; de esa manera podrán conservar su posición premiante y mantendrán la cohesión de la sociedad feudal, lo cual redundará en la salvación de sus almas.
El libro completo, aquí.
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